sábado, 18 de febrero de 2012

Contra Twitter

TIENES UN "TUIT"
Me acabo de hacer una cuenta en "twitter", ese sitio con el símbolo del pajarito donde la gente que no tiene nada que decir en la vida sí en cambio tiene mucho que piar en la red. En cambio, yo me he puesto a emitir un primer gorjeo de menos de 140 caracteres para contribuir al estruendo mañanero y, después media jornada dándole vueltas, he desistido: no decir nada cuesta muchísimo. Encuentro que es más difícil hacer un "tuit" que redactar de una sentada las 1.140 páginas del "Parerga y Paralipómena" de Schopenhauer, como también es mucho más complicado hacer un artículo semanal, no digamos mensual, que diario. Cuanto más se espacian los artículos más responsabilidad crean (no puedes permitirte que sean flojos, porque pasará demasiado tiempo antes que puedas demostrar que no eres tan malo y que antes de meterte a columnista intentaste llevar una vida decente), y la ansiedad opera como con Mourinho, quien resolvería el problema enfrentándose al Barcelona cada tarde. Parecidamente, te pones a hacer un "tuit" y adviertes que las únicas palabras del siempre longilíneo castellano que caben sin problemas son los eructos, mientras en 1.140 páginas puedes meter lo que quieras sin que se note. A partir de 1000 páginas incluso puedes ocultar en el texto una pistola cargada, como en aquellas Biblias con las que se predicaba como es debido en el lejano Oeste. Me he puesto a seguir en "twitter" a algunos de nuestros intelectuales, observando que muchas de sus observaciones de interés global consisten en contar sólo lo que no les interesa. "voy a desayunar panceta", "he venido de la ópera", "me encamo con la propia, buenas noches". Nuestros grandes intelectuales están demasiado ocupados contando su vida en "twitter" como para vivirla. Pero como la vida siempre excede la extensión requerida (¡tendrás que ser más ingenioso!, te dice twitter, impertinente), finalmente lo de "twitter" más que un trino pajaril recuerda a esas estatuas de los parques tupidas de excrementos de paloma. Cada tema "más seguido" ("trending topic") es al principio del día una estatua de gesto imponente, pero sobre la que van dejando su aportación todos los pajarillos de la red, hasta que cincuenta mil pajarillos después el tema se hace irreconocible, como esas islas chilenas cubiertas hasta arriba de lo que llaman "nitrato". Lo malo de "twitter" es que habla tanta gente que en realidad no habla nadie, que se dejan caer tantos excedentes orgánicos que cada severo asunto termina por no parecer más que un montón de mierda. "Twitter" peca, exactamente, de lo que se criticaba del escritor Gómez de la Serna y sus "greguerías" (aquellos "tuits" castizos, adelantados en el tiempo), según el libro "Tertulia de Madrid" del mexicano Alfonso Reyes: que Ramón decía todo lo que se ocurría, escribía todo lo que decía, publicaba todo lo que escribía y regalaba todo lo que publicaba. Siendo gratis, no ya "twitter", sino que nos gusta hasta una paliza.

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